Esto es lo que aprendí cuando asistí a un taller de salsas medievales con Laura de Castellet que es historiadora y divulgadora medievalista, nos transportó a lo mejor de la época.
Me venían imágenes frente a la chimenea rostizando una bestia poco lujosa, viendo caer aquella grasita llena de sabor. En una noche machacando a mortero las especias a la luz de una lámpara alimentada con aceite de oliva.
¿Como que encender la luz con aceite de oliva?
Como nos explicó Laura en esa época, al menos en la zona de Cataluña norte, los olivos eran pocos y además estaban controlados por la iglesia. El aceite era un bien preciado para dar luz, era caro y escaso con lo cual se utilizaba exclusivamente para esta finalidad. Se sabe esto gracias a que han sobrevivido inventarios de la època, que se incluían en los testamentos.
La cocina de la època en esta zona se basaba en potajes y en carne de caza asada sobre la chimenea, ya que aún no existían los fogones. Para dar un poco de sabor a las carnes, debajo de esta, se colocaba un recipiente que recogía el jugo y las grasas que la carne desprende al fuego. Esto era la base de las salsas.
Aùn no se comía con tenedor, lo que se hacía era cortar los trozos de carne y colocarlos o sobre un trozo de pan o un bol. Y para alegrar un poco el plato se preparaban salsas con ingredientes disponibles. Las carnes que se consumían eran sobre todo la de cerdo, cordero y en menor medida palomas, caracoles y ardillas. Las vacas se usaban para los lácteos y el pollo era extremadamente caro, se solía consumir únicamente una vez al año.
Foto: Retablo del Tacuinum Sanitatis